domingo, 31 de mayo de 2015

Segundo cruce SONORO-VISUAL del CICLO TSONAMI-CÍNICO-PROYECTISTA



Norman Bates Recolecciones de Tamara Domenech

Norman Bates
en
Recolecciones de Tamara Domenech

Trabajo  más  que  nada  con  micrófonos  piezoeléctricos,  armando  unos  dispositivos  precarios  que  podrían  definirse  como  instrumentos  electroacústicos.  Los materiales son en general cosas encontradas que se mezclan por la única razón de estar ahí presentes en el momento en que armo algo, así el Sintrabajo es una madera que encontré en la puerta de casa con 3 pitones que tenía en una lata y una goma que había sobrado de un proyecto. Suena jazzeramente como un contrabajo, pero fue armado en 3 minutos, de ahí su nombre. El Chelo monófonico delgado es una contracción de un tubo de cartón, una lata de lychees, una cuerda de guitarra, alambre espantapalomas y una pipa. Para esta fecha, hablando de cosas encontradas, voy a usar también algunas grabaciones de campo tomadas en la ciudad.
Cristian Martinez


Con Hernan Hayet tuvimos la intuición de que entre Tamara Domenech y Norman Bates había algo.
Eso de ellos nos interpeló en la misma dirección. Qué es eso que vincula estas dos obras?

Tamara recolectó obras encontradas durante 4 años, en sus  caminos comunes sorprendidos por hallazgos. Norman Bates hace música con objetos no-musicales, obsoletos y cosas encontradas. Otra manera de sorprenderse en un camino común. En ese cruce entre lo cotidiano, lo sabido, los cuerpos y materiales con los que nos cruzamos, ocurren los milagros. Sencillamente ese acontecimiento que nos maravilla y ante el cual nos detenemos. Nos sustraemos al tiempo impuesto de la función y el rendimiento y nos enredamos con lo impensado.

Los dos trabajan con el residuo y esto resulta obvio. Mi memoria sobre lo escrito por Rodolfo Kusch me ayuda nuevamante: Qué es lo obvio? Precísamente lo no seleccionado que sale al encuentro, dice Kusch. Tanto Tamara como Norman Bates recogen lo descartado del uso y función social, lo no-seleccionado.

Kusch situaría esta obviedad no seleccionada en el ámbito del discurso popular. Tamara y Noman Bates, caen, sí, caen , se precipitan, se arrojan a un lugar común, es decir que operan desde el mismo lugar. Y por eso entre ellos puede surgir un espacio para lo comunitario, precisamente en ese abismo donde van a parar los deshechos desdichados de lo socialmente in-util, de aquello que no sirve para nada, no sirve a nadie, no es  para, sino que está siendo  desde y por ello liberador. ¿Desde dónde? Precisamente desde lo residualizado. Y lo residualizado lo es primero de nosotros mismos, lo que queda mas allá de lo que nos sirve y de lo que se sirve.

Tamara escribe en el prólogo del libro que acompaña la muestra que ella  indaga sobre lo que otros dejan y cuando leo ésto advierto la obviedad que sale a mi encuentro: En este preciso acto de escritura, habiéndola leído y mientras escucho la obra de Norman Bates, estoy indagando sobre lo que ellos han dejado; Usted que está en este momento leyendo, no está acaso indagando sobre lo que yo mismo dejo? Leer, mirar, escuchar lo que han dejado colgado de las paredes o flotando en sonoridades. Qué perfume dejará usted en el aire para que otros huelan?
Yuxtaposiciones y superposiciones de capas de recorridos y tiempos. Lenguajes encarnados en materiales descartados volviendolos cuerpos vibrantes, espacios de resonancia donde algo surge... quizás aquel grano de significancia.
Operación, la de todos, de seleccionar lo no-seleccionado, operación de resistencia a un mundo social que se vuelve extrañamente in-humano, un acto de reexistencia que arroja a su vez restos para que haciendo lo propio. Montaje y desmontaje sucesivo y simultaneo al rededor de eso que cae, inagotable como reserva seminal de sentido. La fuente hedienta dispuesta para que desde los deshechos surjan mundos.
Diego Makedonsky

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